miércoles, 2 de agosto de 2017

Descubriendo

Intentaba ser buena.
Ser buena hija, buena amiga, buena estudiante, buena novia, buena trabajadora, buena hermana... no pasa nada. Es falso! Es falso ser bueno. Mentira. Tengo ira, no me realizo, no quiero nada y nadie. ¿Hasta dónde puedes llegar así?
Explosión: Salir de la casa, cortar pelo, viajar.
¿A dónde?: Donde miran los ojos.
Transcurría el tiempo y viajaba: Personas, lugares, humo, ovejas, abejas, vacas, caballos, montañas, fogatas, ciudades, ríos, parques, personas unas más apuradas que otras, otras más ciegas que unas.

¿Dónde voy? – ¡Ay!. No sé. Busco la paz.
Bien. La meta. No está clara pero veo la meta.
Encuentro: Mar, playa, cielo, libertad.
Entonces, cómo viviremos ahora – me pregunto. Respondo: - Diferente, diverso en versos.
Y vivo “día = vida”: Comer, hablar, nadar. Todo como meditación continua. Meditación que nunca había practicado antes, ¡estoy viva!




Una mañana me siento en el bar con mis amigos. Toman cerveza, charlan. No me interesa mucho esto. Estoy mirando a un hombre sentado abajo, solo, mirando en la ventana, tomando agua. Siento necesidad de hablar con él y me dice: “Deja de mirar, acércate”.
Voy.
- Hola. ¿Puedo sentarme?
Me muestra con su mano, aprobando.
Me siento.
Me da la mano: “Soy Sergey. Te voy a dar la predicción con los Ángeles”.
Saca las cartas, me las da, toco una, saco una.

-        Es tu camino. Sé perservante. Sé fuerte. Tu ya sabes que estás en tu camino. No te salgas de allí.


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