sábado, 14 de abril de 2018

Los niños pueden resucitar


Pasado ha pasado, pero a menudo nos trae fantasmas. Nosotros ni siquiera los podemos ver. Estos hilos del pasado están entrelazados bien en la tela de nuestra vida cotidiana.

Y está bien, al fin el presente esta creado por la experiencia pasada. Aceptarlo y crear lo nuevo, el futuro fresco, de nueva página: suena lindo, ¿cierto? ¿Pero acaso es posible mientras seguimos viviendo emociones del pasado, mientras vivimos cada nueva situación como reflejo de algo pasado?, ni nos damos cuenta. Vivimos los mismos sentimientos, emociones, sensaciones. Difieren condiciones – las emociones son las mismas. ¿Lo has notado alguna vez? ¿Has notado qué sientes, cómo sientes y como estás en comparación con lo que sentiste ayer? ¿o antes de ayer? ¿has planificado alguna vez que quieres sentir mañana?

Michael Brown explica bien en su libro sobre el proceso de la presencia, cómo nos quedamos atrapados en las emociones de los primeros siete años de la vida y porque dejamos de desarrollarnos emocionalmente cuando entramos en el mundo de la mente, el mundo creado por imágenes e ideas, el mundo donde los sentimientos están en el segundo lugar. Aquí estamos, en el mundo de niños muertos. ¿Has sentido alguna vez como está llorando tu niño adentro, ha muerto o sigue vivo y está muriendo, te pide ayuda? ¿Has preguntado qué quiere, qué piensa? ¿Has sentido las ganas de abandonar este mundo de pretensiones para ir a donde quiere tu niño, a donde llama tu alma? ¿Querías alguna vez decir todo lo que se te ocurre, ser transparente, abierto, inocente como este niño que está adentro tuyo?

Les tengo una buena noticia: los niños pueden resucitar. Están allí, esperándonos, para que lleguemos, los miremos, escuchemos, aceptemos, abracemos y prometamos que nunca más los vamos a abandonar. Y desde allí, vamos a curarnos, aceptando cada emoción como regalo, entregándola, ¡sintiéndola con el gozo de la niñez que siente libremente! De allí recién vamos a empezar a madurar y volvernos adultos responsables y honestos, adultos con los niños vivos adentro nuestro que saben cuidar a los niños que nos rodean.
Te dejo con estas preguntas: ¿te has animado a permitir que tu niño llegue a la vida? ¿te has animado a jugar con él?